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octubre 19, 2015

Abrir Un Libro





Abrir Un Libro 



Abrir un libro es mirarnos 
en dos espejos alados 
y encontrar después de un rato 
un cuento por todos lados.
El cascabel de sus hojas 
suena, una, dos y tres 
cuando un poema pone 
el alma en puntas de pie.
 Abrir un libro es buscar 
"Sésamos" o "Abracadabras"
y es encontrar maravillas 
en un mundo sin palabras.

La Vida Nunca Muere


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La Vida Nunca Muere



Una vida nace y una vida muere.
Un corazón late y un corazón se detiene.
Un cuerpo crece y un cuerpo envejece.
Hoy soy, pero mañana ¿seré?
Una nueva vida llega y otra vida se va.
La vida se renueva constantemente; nunca pierde lo que da.
La vida sólo cambia de sustancia como quien cambia de hogar.
Aunque mueras, la vida seguirá.
Es incombustible y nada la detendrá.
Valiéndose de nosotros, su cáscara,
hasta el infinito se reproducirá.
Contigo o sin ti, la vida va a continuar,
porque nunca se para; siempre se dirige a algún lugar.
La vida es una noria que gira y gira y nunca deja de girar,
como una locomotora que corta el viento sin que llegue a descarrilar.
La vida no tiene ni principio ni final; es el espectáculo de nunca acabar.
La vida no espera por nadie y nadie la puede esperar.
Si te hace suyo, suyo serás
hasta que ya no le valgas y te reemplace por otro más.
Si te llama a filas, no te puedes negar,
vendrás al mundo entre sollozos y entre sollozos te irás.
En cada uno de nosotros la vida nacerá y morirá
como un ciclo que acaba y vuelve a empezar;
pero no es la vida la que muere cuando morimos,
lo que muere es nuestra conciencia de estar vivos.
El hombre es un estar en el tiempo,
mientras que la vida es y será siempre vida.

octubre 16, 2015

Conversaciones Conmigo Misma






Me gustaría decirle al viento que no te quiero, que te he olvidado; me gustaría pedirle al tiempo que me perdone, por mi pasado. Me gustaría cantarle al cielo, abrir las alas y emprender el vuelo; me gustaría escribirte un verso, para que olvides lo que has llorado. 
Me gustaría, pero no puedo, porque me encuentro solo, porque he tenido miedo. Y he tenido miedo de las horas tranquilas, del agudo tic tac de los relojes, del verdugo absurdo e inexistente que se muere de sí mismo cada día. Y he tenido miedo de vivir sin darme cuenta que la vida me pasaba por la vida, de los tedios derrochados de mías días en las calles barnizadas con mi asombro. 
Tuve miedo de encontrarme casi vivo, derramándome el coraje en las heridas. Y hoy quisiera gritar las cosas que no me ocurren, llamar al verbo que las acciona por su nombre, pedir siquiera un modo potencial que me conjugue. decir aunque más no fuera: ?Podría?. Y oír, detrás de las ruinas, el cansancio de ser alguien, todos los días. 
Y son tantos los recuerdos que me quedan por vivir, que una caricia que no entienda me estará matando, como las palabras que vuelven de su olvido, como estas conversaciones que hoy inicio, que son conversaciones sin razón, sin orden ni motivo. Son sólo eso; conversaciones con las sombras, incluso con el olvido, son conversaciones con la culpa, son conversaciones conmigo misma.